Con su ayuda, la esperanza está al alcance de la mano.

Esperanza Juvenil me ha enseñado mucho. He aprendido a ser responsable e independiente, y también he aprendido a convivir con estudiantes de otras partes de Guatemala. Desde que me uní por primera vez, Esperanza Juvenil se ha sentido como mi segundo hogar. Siempre me han apoyado, se han preocupado por mí y me han ayudado con mi educación.

Me gusta mucho estar en Esperanza Juvenil, mi anterior colegio no era tan grande como aquí. En Esperanza Juvenil me han enseñado la importancia de esforzarse y hacer las cosas correctamente. Mis clases favoritas son Arte y Matemáticas, me gusta mucho jugar con mis compañeros y participar en diferentes actividades juntos. De mayor me gustaría ser médico para ayudar a la gente que no puede ir al hospital por falta de dinero.

Me gusta que nuestras clases sean recreativas. Concursos de matemáticas, clubes de lectura, ferias de ciencias, presentaciones de tecnología, etc; la preparación que he recibido en Esperanza Juvenil me ha ayudado a mejorar mi rendimiento académico y motivación.

Me uní a Esperanza Juvenil en 2016 durante la escuela primaria y actualmente, estoy en mi último año de secundaria. Disfruto mucho estar en la escuela porque me expone a diversas perspectivas y me permite aprender tanto de mis maestros como de mis compañeros. Mi objetivo a corto plazo para este año es graduarme de la escuela secundaria, mientras que mi aspiración a largo plazo es terminar la universidad y mantener a mi familia. Para mí, Esperanza Juvenil significa familia, donde siempre puedo encontrar apoyo y amor.

Actualmente estoy en mi tercer año de universidad, estudiando Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Da Vinci de Guatemala. Creo que la universidad es un proceso muy complejo, sobre todo cuando se combina con el trabajo, pero estoy muy contenta con la experiencia y los conocimientos que estoy adquiriendo. Estoy completamente agradecida con Dios y con Esperanza Juvenil por apoyarme en cada paso del camino, por no dejarme sola y por buscar siempre la manera de impulsarme a seguir adelante.

Estoy encantada. Más allá de mi crecimiento profesional, graduarme también representa un crecimiento personal para mí. He aprendido a enfrentarme a los obstáculos y a encontrarles un sentido positivo. Creo que, al final, la actitud es la clave en este proceso. La verdad es que no habría conseguido todo lo que he hecho si hubiera estado sola. En primer lugar, doy gracias a Dios, que siempre me ha sostenido. También, al apoyo de personas e instituciones como Esperanza Juvenil, que me han acompañado desde la primaria, guiándome en cada paso, enseñándome nuevas formas de crecer y mostrándome siempre su apoyo y cariño.